España se prepara para aplicar una jornada laboral de 37,5 horas semanales. Te explicamos cómo afectará a tu empresa y qué puedes hacer para adaptarte con éxito.
En 2025, uno de los grandes debates en materia laboral ha dado un paso decisivo. El Consejo de Ministros aprobó el anteproyecto de ley que recoge la reducción de la jornada laboral de 40 a 37,5 horas semanales sin recorte salarial. Una medida pactada con los sindicatos y rechazada por la patronal que, tras su paso por el Parlamento, podría entrar en vigor en enero de 2026.
Aunque pueda parecer una reducción menor —solo dos horas y media a la semana— el impacto organizativo, legal y cultural de esta medida será profundo. No solo afecta al número de horas que una persona dedica a su puesto de trabajo, sino que implica repensar turnos, cargas laborales, coordinación de equipos y productividad.
¿Qué es la reducción de la jornada laboral?
La propuesta legal establece que la jornada ordinaria de trabajo en España será de 37,5 horas semanales de media en cómputo anual. La reducción no conllevará pérdida de salario ni permitirá a las empresas compensarlo con pluses o beneficios anteriores.
Este cambio afectará potencialmente a más de 12 millones de trabajadores y obligará a las empresas a adaptar sus convenios, estructuras y sistemas de control horario antes del 31 de diciembre de 2025. El Gobierno, consciente de las implicaciones, ofrece un margen de adaptación progresiva, especialmente orientado a las pequeñas y medianas empresas.
¿Por qué se plantea este cambio ahora?
La jornada de 40 horas semanales, establecida hace décadas, ha sido objeto de debate en los últimos años. La búsqueda de un mayor equilibrio entre vida personal y laboral, el aumento de los problemas de salud mental en el entorno de trabajo y los buenos resultados de experiencias piloto en países como Islandia o Bélgica han impulsado este nuevo enfoque.
Reducir la jornada sin disminuir el salario no es solo una cuestión social. Es también una forma de mejorar el bienestar, disminuir el absentismo y, a largo plazo, reforzar la productividad. Eso sí, para que funcione, las empresas deben acompañar el cambio con mejoras en la gestión del tiempo y los recursos.
¿Cómo afecta a las empresas?
En primer lugar, la reducción de jornada obliga a reorganizar el tiempo de trabajo. Las tareas deben ajustarse a una nueva distribución horaria, y eso implica revisar los procesos internos, asignar recursos de forma más eficiente y reforzar la planificación.
Además, se avecinan cambios normativos importantes: el registro horario deberá ser digital, accesible en tiempo real para la Inspección de Trabajo y los representantes sindicales, y fiable. Se elimina por completo la posibilidad de fichar en papel. Las empresas también deberán entregar a cada trabajador un resumen mensual de las horas realizadas, incluyendo las horas extraordinarias.
Desde el punto de vista económico, el coste por hora trabajada aumentará. Esto no significa necesariamente que aumenten los gastos totales, pero sí obliga a poner el foco en la eficiencia. Un trabajador que rinde bien en menos tiempo puede ser más rentable que otro que permanece más horas pero produce menos.
Ventajas y desafíos: el equilibrio necesario
Las ventajas de este nuevo modelo ya se han observado en pruebas reales. Menos horas pueden traducirse en trabajadores más descansados, motivados y comprometidos. Además, la medida contribuye a reforzar la imagen corporativa, atraer talento y reducir la rotación. También hay beneficios logísticos: menor consumo energético, ahorro en suministros y posibilidad de implantar semanas laborales de cuatro días.
Ahora bien, el cambio no está exento de retos. Las pymes, en especial, pueden enfrentarse a dificultades para redistribuir las tareas sin contratar nuevo personal. La coordinación entre equipos puede verse afectada, y si no se acompaña de una buena organización, la atención al cliente o la calidad del servicio podrían resentirse.
Por otro lado, incumplir la nueva normativa puede tener consecuencias económicas relevantes. Las sanciones por no aplicar correctamente la jornada reducida, o por manipular el registro horario, pueden alcanzar los 10.000 euros por trabajador afectado. Además, si no hay un control horario adecuado, se presumirá que el trabajador ha realizado la jornada que él declare, lo que puede complicar aún más los conflictos laborales.
¿Y para los trabajadores?
Desde el punto de vista del empleado, los beneficios son claros. Más tiempo libre, mejor conciliación, menos estrés y mayor posibilidad de cuidar su salud y bienestar. Muchas personas podrán dedicar parte de ese tiempo a formación, descanso o proyectos personales, algo que mejora su motivación y compromiso con la empresa.
Pero también hay desafíos. Al reducir las horas disponibles, puede haber más presión por completar las mismas tareas en menos tiempo. Además, no todo el mundo sabe gestionar bien su tiempo libre, lo que puede llevar a frustración si no se acompaña de una buena organización personal.
Cómo prepararse para la jornada de 37,5 horas
Para muchas empresas, el 2025 será un año clave de preparación. A continuación, algunas claves para afrontarlo con éxito:
Primero, es fundamental revisar el convenio colectivo del sector y consultar con asesores laborales para comprender las implicaciones legales específicas. Cada sector, desde la hostelería hasta el comercio minorista, puede tener características particulares.
Segundo, se recomienda invertir en tecnología que ayude a controlar los horarios y a redistribuir la carga de trabajo. Los sistemas digitales de control horario no solo aseguran el cumplimiento legal, sino que permiten detectar cuellos de botella, organizar turnos y gestionar el tiempo de forma más inteligente.
También es importante comunicar internamente los cambios. Explicar bien los beneficios de la medida, formar a los mandos intermedios y contar con el feedback del equipo es clave para una transición fluida.
Por último, conviene analizar qué procesos se pueden automatizar o simplificar. Reducir tareas manuales, centralizar la información y trabajar por objetivos serán herramientas decisivas para mantener la productividad con menos horas.
¿Qué cambia en el registro horario?
La nueva ley obliga a digitalizar completamente el registro de jornada. No basta con tener un Excel o una hoja de papel. El sistema debe ser accesible en tiempo real por la Inspección de Trabajo y los representantes de los trabajadores. Además, debe permitir la identificación inequívoca de la persona que registra, registrar las horas extra y garantizar su totalización y entrega junto con la nómina.
Esto convierte al software de control horario en una herramienta esencial. No solo por el cumplimiento legal, sino porque será la base para reorganizar turnos, horarios y jornadas de forma flexible.
Una oportunidad para modernizar el trabajo
La reducción de la jornada laboral a 37,5 horas es un cambio que marcará el futuro del trabajo en España. No se trata solo de una obligación legal, sino de una oportunidad para repensar cómo se trabaja, cómo se gestiona el tiempo y cómo se cuida a las personas dentro de la empresa.
Las compañías que decidan adaptarse con visión, invirtiendo en tecnología y organizándose de forma eficiente, estarán mejor preparadas para los retos que vienen. Y sobre todo, para atraer y retener el talento en un mercado laboral cada vez más exigente.
El tiempo es limitado. Aprovecharlo bien es, ahora más que nunca, una ventaja competitiva.